La poesía puede ser una herramienta para reconstruir la memoria olvidada. Así lo ha demostrado Tatiana Donoso, que a través de las palabras ha ido tejiendo el relato de su exilio y el de su familia. Con solo tres años y medio, huyó de la dictadura chilena de Augusto Pinochet junto a sus padres con rumbo a Bucarest, donde se quedaría poco tiempo. En 1974 se instaló finalmente en Barcelona, en el barrio de la Trinitat Vella. En este poema, Tatiana relata el proceso por el cual ha ido recuperando la memoria lejana de su Chile natal, así como el linaje de todas las mujeres que la han hecho ser la persona que hoy es.
Una isla salvaje
Por: Tatiana Donoso
Vengo de un linaje de mujeres fuertes
llenas de hijos vivos
con memoria para los hijos muertos
mujeres huérfanas
expulsadas embarazadas
abortadas solas
casadas viudas
madres abuelas
lavando a mano
cocinando a mano
cosiendo a mano
tejiendo a mano
cuidando a mano
Las muertas siguen viviendo en mí.
Tengo sus raíces y
las bordo cada noche
con lanas de colores.
Voy trenzando las historias
que mi madre me entrega
con cada semilla
comino
cilantro
ají
pimienta
limón
membrillo
manzana
durazno
y enhebro
cada semilla a un nombre
puntada a puntada
Berta
Celia
Sully
Rosa
Paty
Luisa
Pequi
Milly
Rosita

Bordar estas semillas es bordar mis raíces es reconocer mi piel en la tierra negra de la cordillera. En el mapa de cartón de El botón de nácar vi mis surcos mis valles desperté a mi territorio recordé que soy chilena. Tatiana Soledad ese es mi nombre lo fui desflorando hasta dejarlo en Tati. La Soledad se me quedó adentro. Salí de chile en el 74 primero a Bucarest luego a Barcelona siempre en mi barrio la Trini Vieja, una isla salvaje poblada de yonkis mecida por olas de cemento y palmeras de autovía.

Crecí sola exiliada refugiada en muñecas, libros, ventanas silencio en mis abuelas (cuando venían). Ahora con la poesía estoy a prendiendo a refugiarme en mí.
Fotos y bordado por Tatiana Donoso



