Isabella Palmieri llegó de Venezuela a Barcelona en el 2014, con tan solo trece años. Y como a toda niña de su edad, el dejar lo conocido por un nuevo lugar al que adaptarse significó un cambio tremendo: ir a una nueva escuela, aprender otra lengua, hacer nuevas amistades, extrañar a la familia, entre tantas otras cosas. Sin embargo, ella asegura que la migración también le trajo muchas cosas positivas, como un buen desempeño académico, nuevas oportunidades y una mayor aceptación de lo que ella es y de su cuerpo. En esta entrada, compartimos dos poemas de Isabella. En el primero, “Un verano allí”, nos habla de lo difícil que era desprenderse de la ropa larga y asumir su cuerpo en medio del calor de su ciudad; y en “Un verano acá”, nos cuenta cómo, poco a poco, ya estando en Barcelona, fue dejando atrás esos viejos miedos y complejos, asumió su feminidad de otra manera y a usar la ropa con libertad.
Un verano allí y un verano acá
Por: Isabella Palmieri
Un verano allí
Usaba suéteres largos, siempre negro, nunca un short
a pesar del calor
no quería que nadie me viese
ni viese mis piernas
ni viese mis brazos.
En la playa, lucha por la ropa
mi abuela quería quitármela
yo quería dejármela
bañarme con ella tal vez
pero ellos insistían y molestaban
y la ropa terminaba en el suelo, en la arena
y yo incómoda, tapada con un paño, en la tierra
incómoda, tapada con el agua, en el mar.
Últimos días, comida, suéter y sol
fui a comprar ropa para mi venida
probadores, espejo, ropa y desesperación
mi tía quería piel, yo quería tela
final, aeropuerto, 28 grados
Yo, camisa blanca hasta la muñecas
pantalón negro hasta los dedos de los pies
Poca piel, mucha tela.
Un verano acá
Calor, calor sofocante
Gotas de sudor por mi frente
he de salir
no puedo ponerme un suéter ni un pantalón
no lo soportaría
Me lo pongo igual
salgo a la esquina.
Las veo, todas con sus shorts
bajos, largos, minis, casi invisibles.
Las veo, veo a la gente a su alrededor
Indiferentes los unos con los otros
seguros de sus cuerpos.
Parece como si no viesen el cuerpo
solo el alma
Camino por la acera
veo mi reflejo en un portal
veo mi suéter morado favorito
ahora sofocante
ahora caluroso
Veo los pantalones largos
ahora molestos
ahora pegajosos
A mi lado pasa una chica rubia voluptuosa
va con su short casi invisible
con su celulitis
con su grasa de más
como si la gente no la viera
como si no pasase nada
Entiendo que para ella no pasa nada.
Deseo lo mismo
Regreso
Corto los jeans más maltrechos que tengo
Shorts improvisados
Me quito los fieles pantalones largos
Me pruebo la prenda desconocida
Me entran, alivio
pero no puedo mirarme al espejo.
Todavía no
Reparo en la hora
he de salir
El calor sigue
sofocante, pegajoso y agotador
Mis pantalones no sirven
el suéter tampoco
Con una camiseta resuelvo
con la parte de abajo no tanto
Veo los shorts
me llaman, me retan
Soy valiente
me los pongo
Sin pensar
salgo, camino
con los ojos cerrados
con el miedo al qué dirán
Los abro
miro a la gente que me rodea
Ni me miran ni hablan de mí
como si no pasara nada
como si no tuviese nada.
Por fin comprendo
que aquí en Barcelona
no pasa nada,
no tengo nada.