Pasado perdido

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A Sabrina Feliz Pache le gusta dar paseos cuando las calles están vacías. Es de República Dominicana y vive hace 6 años y medio en Barcelona. Dice que extraña la comida de su país y el poder hablar con su acento, sin tanta marcación en las «s». Cree en Dios -más no en la estructura de la religión-, en las energías y en el karma. Defiende muchas luchas, pero sobre todo, la de los feminismos negros. Es poeta y filóloga, graduada de estudios de inglés y español, y actualmente trabaja como teleoperadora. Agradece la oferta cultural de Barcelona y las personas que se ha cruzado durante estos años aquí.

Aprovechamos la fecha para compartir el siguiente poema que Sabrina escribió inspirándose en las experiencias de compañeras migrantes, trabajadoras del hogar, que cumplen sus labores en condiciones denigrantes para poder sobrevivir en este país. Es un tejido de imágenes de la vida cotidiana de estas mujeres, con las imágenes de «Después de la derrota», un poema del siglo XVI escrito en Tlatelolco, que denuncia la violencia de la conquista. Con esta obra, Sabrina quiere denunciar que no hay duda de que las situaciones de opresión del pasado continúan perpetuándose en el presente.

Rojas están las aguas 

Por Sabrina Feliz Pache

Rojas están las aguas, están como teñidas,

¿Cómo borras la sangre del agua?

Los callos abiertos dibujan un jardín de rosas, 

hay que bordearlas para limpiar el muro,

enrojecidos tienen sus muros.

con dulce voz de hierro dice la señora

“tiene que brillar la pintura blanca”

y en las paredes están salpìcados los sesos

Escucha a gritos el pensar de la señora,

escucha las tripas revueltas de ardiente deseo,

cómo excita la carne maridada para los canes /blancos

que huelen el oro perdido de bolsillos huecos.

Con esta lamentosa y triste suerte

nos vimos angustiados.

¿Cómo sientes llegar la noche si la llevas tatuada?

Los ojos olvidaron el cantar de la luna,

las mejillas se horadaron de comer tanto llanto,

y era nuestra herencia una red de agujeros.

El alma se escondió cuando ennumeraron el cuerpo

Se nos puso precio.

¿A cuánto compran rosas de sangre 

en un balde de agua jabonosa?

¿Cuánto vale un lomo que desaprendió estarse erguido?

sólo era nuestro precio

veinte tortas de grama salitrosa.

Se pierde entre otros muertos 

hermanados por una bala fantasma,

se pierde entre otros muertos

que respiran buscando el sentido,

en un aire envenenado con pasado perdido.

Andando sin sino quedaron.

Los que quedamos escapados, 

desnudos como nacimos, 

y perdido todo lo que traíamos.

Nota: En la columna de la izquierda y en cursiva se cita extractos del poema “Después de la derrota” (Trad. Ángel María Garibay. De Anónimo de Tlatelolco, 1528).

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